The Kooks - Naive

viernes, 28 de noviembre de 2008

EL DAVID por Miguel Ángel

El David fue encargado a Miguel Ángel en 1501 por los administradores de la catedral de Florencia. El mármol que le proporcionaron fue un bloque defectuoso abandonado hace 40 años por Agostino di Duccio, algo no habitual en las obras de Miguel Ángel ya que era él mismo el que elegía el bloque de mármol con el que iba a trabajar. Aunque fue concebida para estar en un lugar elevado estuvo hasta el año 1947 situada en la entrada del Palacio de la Señoría, como símbolo de libertad de la República, (ahora se encuentra en la Galería de la Academia de Florencia) donde fue trasladada para evitar que fuera dañada por la polución. Se hizo una réplica exacta para colocarla en dicho lugar cuando fuera transladada a la Galería. Hoy en día, allí se encuentra dicha réplica.
La figura está en tensión. El equilibrio queda roto con un ligero contrapposto: la pierna izquierda se adelanta a la derecha, el brazo izquierdo se eleva y se curva hasta que la mano casi toca el hombro, mientras que el brazo derecho se deja caer hasta que la mano toca el muslo, el torso se curva sutilmente, la cabeza mira hacia su izquierda, manteniendo los ojos fijos en su objetivo, con el ceño fruncido. El rostro evidencia esta tensión contenida, además, con una mueca de odio y las aletas de la nariz bastante abiertas. El movimiento es contenido, centrípeto con líneas de fuerza que vuelven al bloque. Contrasta la rugosidad de las zonas con pelo, con la piel de piedra pulida y brillante. Es la primera vez que se representa a David como un hombre en vez de un muchacho y sin la cabeza de Goliat, después de la no menos bella e importante obra de Donatello, la primera escultura al desnudo del Renacimiento, otro David en bronce, esta vez con la cabeza de Goliat a sus pies. En el David de Miguel Ángel, el héroe se encuentra en el momento justo antes de blandir la honda y atacar al gigante Goliat, al contrario que el de Donatello, que lo representa después de haber dado el certero golpe a Goliat, acabando con él.
No es una anatomía perfecta, que siga un canon determinado o que responda a la proporcionalidad de todos sus miembros. El artista renuncia a esta armonía en pro de la expresividad: las manos son excesivamente grandes pero es innegable la sensación de fuerza que nos transmite la mano derecha, donde quedan tan marcados tendones y venas.

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Pelicula - Rosso come il cielo (Rojo como el cielo)